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Anatomía del Altar de Día de Muertos

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El Día de Muertos es una tradición mexicana que se encuentra enraizada al imaginario colectivo de nuestro país, un resultado dado gracias a la fusión de la cosmovisión nativa de las civilizaciones prehispánicas, las manifestaciones culturales de estas y las creencias religiosas europeas llegadas a partir de la colonización. Durante esta celebración, que canónicamente dura del 1 al 2 de noviembre, las personas se reúnen en sus hogares para construir uno de los elementos más importantes de esta celebración: los altares.

Altar de Día de Muertos de la Costa Chica en el Museo Aan De Stroom, Amberes Bélgica.

Estas edificaciones que son levantadas en cada casa para honrar a los fieles difuntos de cada familia, son un símbolo indispensable en la tradición del Día de Muertos, pues engloban la esencia de esta tradición, al mantener componentes en cada uno de sus niveles que son el significado del sincretismo entre dos culturas que ha ido evolucionando a través del tiempo y de lo que podemos rescatar lo siguiente:

  • Niveles: Los niveles para construir un altar varían de acuerdo a la tradición de cada lugar, pero los más comunes son de 2 niveles, representando el Cielo y la Tierra; de 3 niveles en los que se representa el Cielo, la Tierra y el Inframundo; de 7 niveles, representando los siete niveles que debe atravesar el alma para poder llegar al descanso o paz espiritual, los siete escalones representan los siete pecados capitales o la asociación del número siete con el número de destinos que, según la cultura azteca, existían para los diferentes tipos de muerte; o 9 niveles, representando los 9 niveles del Mictlán.
  • Cempasúchil: La tradición marca hacer caminos con los pétalos de flores de cempasúchil, los cuales se hacen desde la puerta principal hasta el altar con el fin de guiar a las almas hacia los altares, especialmente durante la noche. Sus pétalos guardan el calor del sol e iluminan el camino de regreso a los difuntos.
  • Velas y veladoras: En el México prehispánico utilizaban trozos de ocote; pero en la actualidad se usa el cirio en sus diferentes formas: velas, veladoras o ceras. El fuego que producen significa la luz, la fe, la esperanza, Es la guía para que las ánimas puedan llegar a sus antiguos hogares y alumbrar su regreso a la tierra de los muertos. En varias comunidades indígenas cada vela representa un difunto, es decir, el número de veladoras que tendrá el altar dependerá de las almas que quiera recibir la familia, algunos de ellos llegan a mandar a hacer velas especiales de cera de abeja para poder rendir un culto a sus muertos.
  • Agua: Sirve para la purificación de las almas de nuestros fieles difuntos y para saciar su sed después de un largo camino.
  • Sal: Es un elemento que sirve para evitar la corrupción de las almas en su gran trayecto.
  • Copal: Una resina aromática importante en las tradiciones médicas y ceremoniales de Mesoamérica, su utilidad en los altares es para limpiar el espacio de malas energías y mantener un lugar seguro para las almas de nuestros fieles difuntos.
  • Pan de muerto: Los hay de muchas formas y colores, desde los tradicionales panes redondos con huesitos que representan el ciclo de la vida, los cuatro puntos cardinales y al cráneo de la muerte, hasta los golletes (panes esféricos), ánimas y figuras humanas. Estos representan alimento para las almas, la generosidad de los familiares a sus difuntos y el regalo de la Tierra.
  • Retratos: Estos sirven para perpetuar la memoria de nuestros difuntos y recordarlos en sus mejores momentos. Estos nos hacen sentir que siguen presentes y que estos están con nosotros conviviendo en estos días.
  • Bebidas alcohólicas: Son un pequeño gusto para ofrendar a nuestros difuntos, entre los más comunes podemos encontrar mezcal, cerveza y tequila.
  • Calaveritas de azúcar: Hacen alusión a la muerte, recuerdan que ella es parte del ciclo de la vida; es además el modo en el que los mexicanos nos reímos de la muerte.
  • Papel picado: Simboliza el viento y la unión entre la vida y la muerte. Dan color al altar y son un elemento que refleja la esencia mexicana en todo su esplendor.

Y el más importante de todos:

  • La comida: Este es el elemento más importante del altar, pues son los alimentos los que se ofrendan a los fieles difuntos durante estos días. Platillos como el mole verde y rojo, los tamales, guisados, arroz con leche, dulce de calabaza, pozole, entre otros que eran los favoritos de los ahora difuntos, deben ser colocados en el altar con el fin de que las almas tomen la esencia de estos, recordándonos que incluso aún después de muertos, la comida es un símbolo que nos une en una comunión íntima, un símbolo de amor por aquellos que amamos.
Altar de Día de Muertos de Menú Acapulco

Los altares no deben ser construidos de manera rigurosa y acorde a la tradición, pues cada quien puede construirlos de acuerdo a sus posibilidades, pues la importancia de estas fechas no radica en cuánto podamos gastar en construir un gran altar de muertos; las fiestas del Día de Muertos nos recuerdan a aquellos que ya no están aquí y que la muerte no es impedimento de que su recuerdo siga entre nosotros; nos proporcionan la esperanza de la vida después de la muerte y de que el gran velo que separa el mundo de los muertos con el de los vivos se abre para que nuestros difuntos puedan darnos un abrazo más.

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