Todo el sabor cabe en una cajita sabiéndolo cocinar. Y sí, Bento nos enseña esto, el sabor preciso, bien cuidado; llevado de la intensidad a la caricia. Es dentro de una tradicional cajita shokado bento donde convergen delicadamente, casi afectuosamente, las antiguas notas de un hanami y las nuevas tendencias de la cocina occidental.
Luego de cruzar un pequeño puente de madera, nos da la bienvenida el anfitrión, cordialmente. Nos guían a una mesa que sugiere un comedor japonés pero adaptado a nuestra costumbre. La decoración minimalista nos anticipa sabores refinados. La carta no es extensa pero sí suficiente. Entre páginas un sashimi nos coquetea y lo ordenamos, decidimos acompañarlo, sin más razón que nuestro antojo, con un par de mojitos cubanos. El gerente nos sugiere probar las tostadas de atún y nos invita un par de entrada.
Llegan los mojitos y brindamos. ¿Qué les contamos de un mojito si un mojito se cuenta solo? Traen las tostadas, coloridas de zanahoria, pepino y cebolla morada. Modestamente el atún cede lugar a los demás ingredientes; el aguacate, el totopo y la verdura tienen una intención y la desempeñan bien, exquisitamente. Parece que nos sobra vida al terminar nuestras tostadas. ¡Salud!
Nuestros mojitos tan frescos se evaporaron entre tragos. Pido la carta de martinis y le digo al mesero que quiero continuar con algo tropical. Me sugiere un martini de maracuyá que no encuentro en la lista, me dice que no está en el menú pero que él lo preparará: acepto. Mi pareja opta por el agua, ya que alguien tiene que manejar y cuidar a Andrés. Nos sirven el sashimi, mixto de atún y de salmón, enrollados en flor acompañados de pepino, cebollín y cebolla morada. Tanto en el atún como en el salmón el sabor es cauteloso, amable al gusto y nos permite bañarlo en la soya con confianza. Ya complacidos le apostamos a una sopa de frutos del mar picante. Nos traen el agua y el martini de maracuyá. En el grial un concentrado rústico de maracuyá, vodka, notas de limón y escarcha de chile piquín; ¡qué acidez más dulce y equilibrada! ¡Qué improvisación tan bien lograda! Y el mesero se atreve a preguntar “¿qué le parece?”. Soberbio, ‘mano; y tropical.
A la par de la sopa pedimos cada quien su plato fuerte: ella un Bento roll y yo un corte de Rib Eye en salsa cremosa de papa al jengibre. Y el segundo martini.
Mientras, platicamos de los bonsai que armonizan el salón, del rosa mexicano de las flores de ornato, del olor a madera, de la Nao y de Andrés inquieto. Y claro: de las tostadas de atún y del martini.
Llegan los frutos del mar picante y con ellos un coctel de aromas. Un arrecife dividido en dos para compartir, por que una experiencia de esta naturaleza exige ser atestiguada. Un mar calmo del cual emergen una cabeza de camarón, un remolino de surimi, algunas ostras y una cama de salmón, con brisas de sake, mirin y miso. Dulcemente suave, cada ingrediente ofrece un tono propio y delinea bien los matices del caldo. Esta sopa, sin duda, deja una perla en la boca. Además, su alusión al mar es acertada, la porción es basta.
Tercer martini.
Nos traen los platos fuertes: el Bento roll y el Rib Eye. Tomo un rollo sin permiso y la vida me premia; qué redondez de sabores tan exacta. El atún esta vez estelariza pero permite al aguacate, al queso crema, al pepino, al aderezo Tampico y a la salsa teriyaki incorporarse al momento, que resulta en un sabor dulce e intenso, cuidadosamente equilibrado. Del otro lado, el mío, un corte jugoso que descansa seductor sobre una espuma de papa al jengibre, que al probarlo asemeja una danza Nihon Buyo donde el almidón de la papa baila con el agrio picante del jengibre para destacar el sabor de la carne a ¾. La textura cremosa de la salsa acompaña perfectamente a la consistencia tierna de la carne para hacer del bocado una sutileza al paladar. Pido un agua.
El servicio es, lo que llamarían en Japón como omotenashi, cálido y atento, genuino.
Inesperada, una rebanada de pastel llega a la mesa. Así es, este festín tiene un pretexto: mi cumpleaños. El lugar es ideal para celebrar cualquier cosa, cualquier pretexto es bueno y nosotros tenemos uno siempre: el hambre.
Visítenlos en Av. Costera Miguel Alemán #3001, a un costado de Oceanic 2000. Además cuentan con servicio a domicilio en Costa Azul, al teléfono 481-0840. Twitter: @BentoAcapulco. Facebook: Bento Restaurante Japonés.