El pasado viernes, 21 de septiembre, tuvimos la oportunidad de asistir a la cena maridaje en La Jaiba Loca, que fue producida en colaboración con Capari. Además de probar las exquisiteces de el restaurante, pudimos deleitarnos con los cocteles preparados a manos de la mixóloga Lorena Seligson.
A nuestra llegada fuimos recibidos por Casa Peralta, productora de mezcal que ofreció la degustación de 12 sabores diferentes a los presentes de la cena, entre los que podemos destacar a los ganadores de nuestros paladares: el mezcal de piñones y el de capuchino. Sin duda alguna estos dos nos sedujeron con su cremosidad y sus delicados sabores; los recomendamos ampliamente, así que no duden en probarlos también.
En la inauguración del maridaje, se presentó a Lorena Seligson, la bar woman encargada de la preparación de las bebidas que fueron ofrecidas durante la cena. Para el primer tiempo se presentó un timbal de callo de hacha (una ensalada servida cilíndrica de callo de hacha, aguacate, pepino, cebolla y col morada), acompañado de un María Reyes, que a voz de la mixóloga, era la versión mexicana y tropicalizada del coctel Bloody Mary, combinando el licor de chile ancho Ancho Reyes con jugo de tomate, resultando un sabor picante, dulce y refrescante.
En el segundo tiempo, fuimos sorprendidos con un par de ostiones Rockefeller montados sobre su clásica cama sal de mar gruesa. Para acompañarlos, se sirvió un Aperol Spritz, un coctel más trendy en las costas italianas, que consta de una combinación de tres partes de prosecco, con dos partes de Aperol, y una parte de agua mineral, dando como resultado una bebida muy refrescante de tonos cítricos y amargos, de un color naranja neón exuberante.
Para este momento, nuestros estómagos se encontraban enamorados con los frutos del mar, listos para el siguiente tiempo que constó de una crema de almeja, que cada cucharada era una evocación al místico sabor del mar y en donde nos entregaba una sumersión a la brisa de la bahía de Acapulco. Como fiel acompañante y para limpiar el paladar y prepararnos para el siguiente platillo, se nos ofreció una copita de vermouth con nieve de limón, contrastando los sabores marinos con lo agridulce del coctel. Este tiempo fue nuestro favorito, todo un completo éxtasis.
Después de una breve pausa, delante de nosotros empezaron a desfilar pequeños platos que contenían un par de camarones bañados en salsa de tamarindo, que su mezcla de sabores nos pareció un sabor fácil de identificar con Acapulco y la cocina Thai, con lo agridulce de las salsas tailandesas y las notas picantes de las pulpas de tamarindo, maridados con una copa de ginebra con agua de coco para hacer más reconocible los sabores, al estilo del coco loco. Vaya que este tiempo de la cena fue un homenaje completo a la ciudad y sus sabores característicos.
Los platos se levantaron y delante de nosotros llegó el plato principal, un platillo típico mexicano, tropicalizado al puro estilo acapulqueño: un chile en nogada con relleno de mariscos. Si bien puede parecer un simple chile en nogada, la característica que tiene este platillo es la particularidad con la que se hizo el relleno, que siguiendo la receta tradicional de los chiles en nogada, sustituyó la carne molida de cerdo y de res, por una variedad de frutos del mar que lograron ser una fusión perfecta y sincrónica. La nogada en la que se bañaron los chiles era exquisita, de tonos rosas, que pudo combinar a la perfección con la integridad del chile y su relleno. Para celebrar el orgullo mexicano, se acompañó este chile en nogada con un “Poblanito”, una bebida creada a partir de la receta de la margarita, cambiando el tequila por licor de chile poblano Ancho Reyes, y agregando rodajas del mismo chile y semillas de granada para aliñar el coctel. El sabor picante y refrescante de la bebida no pueden pasar desapercibidos, pues la tenue pungencia del chile fueron la nota, que para varios de los presentes, uno de los mejores de la noche.
Para cerrar con broche de oro, se sirvió pastel de elote, de consistencia suave, consistente y cargada de auténtico sabor, con helado de vainilla, y maridado por una copita de licor del 43 que fue… ¡penetrante y cautivadora!
La cena de maridaje de La Jaiba Locca nos obsequió una noche llena de delicias, de las cuales tenemos a cuatro ganadores: en cuanto a platillos, sin duda podemos decir que la sopa de almeja se robó nuestros corazones; el chile relleno de mariscos que merece una ovación por el delicioso sabor resultado de su receta; la María Reyes, que tumba de cualquier pedestal hasta la mejor Bloody Mary; y en cuanto a bebidas, el Aperol Spritz, que a petición de la mixóloga, usamos el hashtag #AperolSpritzMX para etiquetar a esta bebida que nos refrescó como una ola de playa en pleno verano.
Estamos completamente encantados y satisfechos con la Cena de Maridaje, que no hizo nada más que enamorarnos y contagiarnos de la locura de la Jaiba, y claro, también nos dejó con ganas de volver otra vez.