Los derechos alimentarios de los niños y niñas son fundamentales para su crecimiento y desarrollo. Una alimentación saludable es esencial para que los pequeños reciban los nutrientes que necesitan, como proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas y minerales. Los padres deben ofrecer una variedad de alimentos saludables y dejar que los niños decidan cuánto quieren comer. Los bebés y los niños pequeños pueden comer la cantidad adecuada en cada comida si se les ofrece acceso a alimentos saludables.
En ocasiones, los niños prefieren algunos alimentos más que otros y pueden variar su apetito. Sin embargo, es importante ofrecer alimentos nutritivos en las comidas y refrigerios. La tarea de los padres es decidir qué alimentos se ofrecen y el lugar y el momento de comer. La tarea del niño es decidir cuánto quiere comer y si come o no. Los padres deben evitar hacer comentarios sobre la cantidad o el tipo de alimentos que come el niño, ya que esto puede reducir la aceptación de alimentos nuevos.
Otro aspecto a tener en cuenta es el hecho de que cada niño es diferente y tiene diferentes necesidades alimentarias. Algunos pueden tener alergias, intolerancias a ciertos alimentos o sensibilidad a estos, mientras que otros pueden necesitar más o menos calorías dependiendo de su edad, altura, peso y nivel de actividad física. Por lo tanto, es importante consultar con un profesional de la salud, como un pediatra o un nutricionista, para obtener recomendaciones específicas sobre la alimentación de su hijo.
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Es fundamental comer juntos en familia con la mayor frecuencia posible, haciendo de las comidas un momento agradable y positivo. Las horas para comer deben ser previsibles y las comidas deben hacerse a la misma hora todos los días. Se recomienda comer cada 3 horas para niños pequeños para evitar la sensación de hambre. Durante las comidas, no se deben tener distracciones como la televisión o dispositivos móviles.
Además, es importante establecer límites en el tiempo que los niños pasan viendo la televisión o en la computadora y fomentar la actividad física como parte de la vida diaria de la familia. Los padres deben llevar a sus hijos a todas las visitas de control recomendadas para asegurar que estén sanos.
Los padres tienen una gran responsabilidad en la alimentación de sus hijos. A través de la educación, el ejemplo y la oferta de alimentos saludables, pueden ayudar a sus hijos a desarrollar hábitos alimentarios saludables que los acompañen durante toda su vida.