Caídas, golpes, cortes y quemaduras son algunos de los accidentes y siniestros más frecuentes en casas, sin embargo existe un factor que en algunas ocasiones lo pasamos por alto al considerarlo poco relevante para nuestra integridad, y nos referimos a la seguridad alimentaria. Para hacer un recuento de ello, aquí te mencionamos algunas de las cosas más comunes que suelen ocurrir en la cocina y que representan un riesgo para ti y tu familia.
Dejar que los alimentos se enfríen por lapsos de tiempo largos antes de guardarlos en el refrigerador
Los agentes bacterianos que desencadenan enfermedades pueden desarrollarse en los alimentos si encuentran en ellos las condiciones apropiadas. En tan solo unos cuantos minutos a temperatura ambiente se podrían multiplicar de manera exponencial y desarrollar poblaciones de bacterias de dimensiones alarmantes. Tampoco conviene introducirlos aún calientes en la nevera porque podrían elevar la temperatura en el interior del refrigerados y comprometer la calidad de los alimentos allí almacenados.
Los alimentos cocinados y calientes deben dejarse enfriar un lapso máximo de dos horas antes de guardarlos en el refrigerador o por máximo de una hora si la temperatura ambiental es muy cálida.
Conservar trapos de cocina, esponjas, escobetas y fibras por mucho tiempo
Aunque parecieran ser los elementos más higiénicos de toda la cocina al estar en contacto con agentes limpiadores y sanitizantes, la cruda realidad es que no lo son. Las esponjas, los trapos y las fibras son objetos indispensables para limpiar los trastos, utensilios y superficies de trabajo de la cocina. Sin embargo, están entre los objetos que albergan más cantidad de bacterias e incluso hongos. Al encontrarse en constante contacto con la suciedad y elementos orgánicos que son los restos de comida, combinados con la humedad con la que permanecen gran parte del tiempo, se logran convertir en el hábitat perfecto para su desarrollo.
Es muy importante limpiar a conciencia y de modo adecuado los trapos de cocina y no utilizarlos para manipular carnes como el pollo crudo. Lo recomendable es que estos objetos que forman parte de la higiene de la cocina sean renovados con frecuencia para evitar la proliferación de hongos y bacterias.
Descongelar carnes a temperatura ambiente
Una práctica muy común en la cocina mexicana es descongelar carnes sobre los fregaderos y tarjas, e incluso podría parecer menos inapropiado que hacerlos en el microondas o incluso mucho más rápido que dejarlo descongelar ¡dentro del mismo refrigerador! Pero aunque parezca normal, esta práctica es sumamente riesgosa, sobre todo si la temperatura ambiente es muy calurosa. Si se descongelan carnes a temperatura ambiente o vertiéndoles agua caliente, es muy probable que exista una proliferación de bacterias y, por ende, una severa contaminación, ya que estas crecen en temperaturas en donde se establezca el rango de 4ºC a 60ºC.
La forma más apropiada es bajando las carnes del congelador al refrigerador, con el tiempo aproximado de 8 horas antes de utilizarse, o en su defecto, utilizar el microondas en su opción ‘descongelar’ para que este proceso se vuelva más seguro y eficaz. Te recordamos aplicar esta opción en tu microondas, si es que lo deseas utilizar para descongelar, ya que es muy probable que tus alimentos se cocinen si no utilizas esta opción.
Guardar en el refrigerador alimentos crudos y cocinados, juntos uno con otro
Una de nuestras prioridades en la cocina es aprovechar y distribuir el espacio del refrigerador, utilizando hasta el mas mínimo hueco dentro de él, pero existe algo que puede provocar que esta obsesión se vuelva peligrosa: la contaminación cruzada. Esto puede suceder porque distribuir alimentos sin una organización adecuada puede provocar que algunos alimentos se toque, unos con otros y puedan contaminarse.
Ya sea que las verduras, carnes o pescado crudos entre en contacto con ellos mismos u otro tipo de alimentos, sobre todo si ya se encuentran cocinados, la probabilidad de contaminación cruzada es altísima. Durante el proceso de cocción, las altas temperaturas los higienizan y los vuelven aptos para nuestro consumo, sin embargo, el contacto con elementos crudos o no sanitizados debidamente pueden generar una intoxicación, aún así se vuelvan a cocinar, pues es muy probable que la carga contaminante no desaparezca de un alimento previamente cocinado.
La acción más adecuada para guardar alimentos es según su estado y su naturaleza: los cocinados se deben colocar en la parte superior del refrigerados; de esta manera evitamos goteos de sangre, agua u otro tipo de líquidos u elementos orgánicos que puedan desprender, mientras que estos, los alimentos crudos, deben colocarse preferiblemente en los espacios inferiores y dentro de envases de plástico u otro material hermético para evitar cualquier tipo de contacto.
Probar un alimento para saber si todavía está en buen estado
Una de las preguntas que nos hacemos mientras miramos detenidamente un recipiente con comida y nos esforzamos en recordamos la fecha exacta de su elaboración es ¿todavía estará bueno? para en acto seguido oler y en breve probar para confirmar su estado.
Aunque a primera vista pueda parecer que todo está normal, el desarrollo de bacterias y hongos en alimentos aún conservados en refrigeración es un hecho, y muchos de estos microorganismos pueden pasar desapercibidos a nuestro gusto y olfato; los sentidos humanos no son completamente fiables para determinar el estado de un alimento. Por lo que si tienes una duda, por la más mínima que pueda existir de que ese alimento ya no se encuentra apto para consumo, lo mejor es desecharlo a la basura, con todo el dolor de nuestro corazón.