#DóndeComerEnAcapulco

Currican y su grandiosa innovación al bolillo de leña

Hemos vuelto a las andadas y a darnos a la tarea de volver a buscar las nuevas opciones que hay en Acapulco para comer. Parece tarea sencilla pero tiene su gracia. Sencillo para quien encuentra en ello su pasión,  pero definitivamente es algo que no se puede improvisar. Los gustos cambian, la gente quiere cosas nuevas, diferentes.  El paladar ya sabe qué esperar. Pero hasta para eso, hay que  hacerlo con gracia.

El día que llegué, desde el aeropuerto hasta la Av. Ruiz Cortínez, la curiosidad me llevó a buscar con la mirada las cosas nuevas que había alrededo. Lugares, colores, los que cambiaron de nombre, los que se ven más bonitos, los que ya no están. Llamó mucho mi atención un par de lugares que vi un poco antes de llegar a la Diana, cuando giré hacia mi derecha buscando los colores vistosos de las artesanías en el mercado de la Diana. Mis ojos se encontraron con una fachada nueva, bastante cool y un par de lugares que habían abierto. Una grata sorpresa para mí fue que no se trataba de otro oxxo o bar con micheladas atascadas de gomitas, esa es mucha extravagancia para mí. En lugar de eso, abría sus puertas un pub inglés y un restaurante de mariscos muy coqueto llamado Currican. “Tendré que volver” pensé en silencio.

No fue sino hasta una semana después que me levanté decidida a ir por lo que en fotos se apreciaba como  un “bolillo” versión torta-ahogada de mariscos. Y es que no pude quitar la imagen de mi mente después de encontrar una foto en mi red de Instagram que logró que se me cayera la baba. Quería saber qué era en realidad, de qué estaba hecha, cuál es su sabor, qué tanta cosa tenía ahí dentro que se veía simplemente irresistible.

Sabía que se trataba de algo original porque nunca en mi vida había visto parecido. Eso hizo que la curiosidad creciera más. Para sorpresa mía, una sonrisa conocida me recibió en la puerta: Roberto Diego, sus expresivos ojos y cálido trato me dieron la bienvenida. Así uno se va sintiendo en casa.

Inmediatamente me invitó a pasar y a conocer un poco más sobre “su loquera” como el mismo la llama, esta invención que estaba funcionando muy bien y en tan solo casi dos años ha logrado buenos comentarios con recomendaciones  “de boca a boca” que los clientes han generado. La hazana de convertir nuestro conocido bolillo costeño, en un verdadero manjar.

Inspirado en la receta original de La torta ahogada jalisciense, Roberto ideó algo para darle personalidad propia a nuestro bendito bolillo costeño.

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El relleno de este bolillo es otro viaje loco de sabores bien tropicales, condimentos que combinan perfecto con el relleno de camarón al mojo. Y la salsa, simplemente está hecha para levantar suspiros. La receta no podemos compartirla ya que es el secreto de Roberto y lo guarda celosamente. Solo les puedo decir que va perfectamente bien con su relleno antes descrito. El bolillo para mi sorpresa, se convierte en un platillo gourmet muy fácil de  comer.

Se come con cuchara, es la forma más cómoda. Yo le entré con todas las ganas al bolillo, disfrutando cada bocado. En el menú hay varias opciones, hasta para niños. Me llamó la atención el nombre de su cóctel “wariyusay” evocando ese inglés improvisado que nuestros paisanos masticaban con las gringas piernas-largas que paseaban por la Costera en los años ochenta.

El lugar fue originalmente pensado para un pequeño restaurante “to-go” pero es difícil resistirse las ganas de quedarse a disfrutar una cervecita para acompañar a tu torta. Así que cuenta con cómodos asientos para que disfrutes tu torta.

Vayan a probarlo y luego nos cuentan qué les parece,  una idea muy buena que sale de la vida cotidiana de alguien que quiere darle a Acapulco una opción más para comer, para recordar cuando regresen a casa, o regresen de su vacación. Otro motivo para volver a nuestro puerto.

 

Dirección: Costera Miguel Aleman 711-B CONDESA, 39690 Aca

Facebook: https://bit.ly/2wJI8jn

 

 

 

 

 

 

 

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