#DóndeComerEnAcapulco

Del mar a Las Hamacas

Texto en colaboración con: Jafeet López

Acapulco ha sido conocido como La Perla del Pacífico y no es casualidad que nos refiramos a una joya para describirlo. Su belleza y recursos naturales han traído la atención del mundo entero por décadas.

La pesca es una de las actividades principales de costas y puertos; es parte de su cultura, de su historia e incluso, parte del sostén de muchas familias por generaciones. ¿Cuántas historias hay detrás de estos hombres pescadores que diariamente se dedican a recoger del mar sus frutos?

Bahía de Santa Lucía.
Fotografía por Jafeet López, MMMG

Existe una comunidad de pescadores situados en la playa de Las Hamacas, trabajan día y noche a la vista de todo el que por ahí pasa. Desde muy temprano y con arpón en mano, se sumergen en el lugar exacto, para encontrar lo que alguien más disfrutará en la mesa.

Otra manera tradicional de pescar en volumen es el chinchorro, una red
de hilos tejidos y amarrados a flotadores y a una relinga inferior de plomos que se emplea para capturar los peces. Se necesita la fuerza de aproximadamente veinticinco personas para lograr mejores resultados al manipular la red.

Manos trabajadoras.
Fotografía por Jafeet López, MMMG

Una vez extraído el producto, tiene que prepararse y limpiarse para venderlo, llevarlo a los mercados para su venta o directamente al comprador que se acerca por lo suyo, recién salido del mar.

La oferta es variada. Desde huachinango, jurel, pargo, cazón, mojarra, camarón, pulpo, almeja, ostión, percebes, hasta pez vela, cucarachas de mar o erizo para los más exóticos. Estos productos son comercializados diariamente y puestos en las mesas de los mejores hoteles y restaurantes locales, logrando con éxito concluir la cadena de valor que tienen los productos del mar.

Fotografía por Jafeet López, MMMG

Entre cuerdas y anzuelos hay muchas historias que contar, hay esfuerzo, desvelos, pieles tostadas por el sol, manos cansadas. Pero también existe un corazón noble, cálido, ávido por servir a los demás, y que agradece a la naturaleza por haber nacido en este paraíso llamado Acapulco.

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