Dentro del mundo culinario, existen recetas y tradiciones culinarias que cuentan con un gran legado y una identidad cultural a la cual las personas se sienten pertenecientes. Así como en México, existen elementos dentro de la comida que identifican a toda una nación y que su importancia es tan relevante que incluso organismos internacionales como la UNESCO les han reconocido como elementos importantes dentro de una nación; en esta ocasión le tocó a la baguette francesa.
La Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) ha inscrito dentro de su lista de patrimonio cultural inmaterial al proceso de fabricación y la cultura de la baguette, el tipo de pan más popular del país de la moda y el glamour y del que se venden más de 6 mil millones de piezas cada año.
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La baguette se suma de esta forma a las otros 6 procesos culinarios reconocidos por la UNESCO como fórmulas gastronómicas que se mantienen pese al paso del tiempo: la pizza napolitana, el kimchi coreano, el café turco, el pan de jengibre y la dieta mediterránea.
El comité del organismo internacional que revisa las candidaturas ha tenido en cuenta las características especiales del proceso de elaboración la baguette fracesa, así como las técnicas utilizadas y las métricas de consumo; de la misma forma su importancia dentro de las prácticas sociales en donde se encuentra presente, las cuales van desde la compra diaria, con las visitas regulares a las panaderías que conlleva a la forma alargada que requiere una forma específica de exposición.
Aprobación de la baguette francesa como parte del patrimonio cultural inmateria
La candidatura, presentada desde marzo de 2021 y aprobada definitivamente en una reunión celebrada en Rabat, Marruecos, cuenta también con el aval del gremio de panaderos franceses, que confían en consolidar así uno de los símbolos gastronómicos de Francia.
Esta declaración por la UNESCO que ha logrado no solo no solo supone un reconocimiento a la baguette francesa con una historia relativamente reciente, pues su invención y aparición dentro de las panaderías ocurrió a principios del siglo XX en la gran urbe de París; sino también a las panaderías tradicionales, que han ido cerrando en el país, particularmente en el campo. “Es un reconocimiento para los artesanos y esos lugares unificadores que son las panaderías“, expuso la ministra de Cultura de Francia, Rima Abdul Malak, añadiendo que la baguette es “parte del día a día de los franceses“.
Según datos del ministerio de Cultura de Francia, en la actualidad tan solo hay 35 mil, una por cada 2 mil habitantes, cuando con anterioridad, específicamente en el año de 1970 había unas 55 mil panaderías artesanales, una por cada 790 habitantes.