Este día, nuestro Guerrero cumple 173 años de haberse conformado. Fue el 27 de octubre de 1849 en sesión solemne, la Cámara de Diputados declaró formalmente constituido el estado de Guerrero. Se sabe que el 16 de octubre de 1848, el Estado de México y el de Puebla, aceptaron ceder parte del territorio que les correspondía, pero Michoacán no tomó la misma decisión, por lo que tuvo que ser necesaria la intervención del entonces presidente, José Joaquín de Herrera, quien dentro de sus facultades, expidió el 15 de mayo de 1849 el decreto de creación del Estado de Guerrero, así llamado en honor del héroe y consumador de la Independencia de México.
Fue el 27 de octubre de ese mismo año cuando se declaró formalmente constituido el estado de Guerrero, el cual en sus inicios estuvo conformado de los distritos de Acapulco, Chilapa y Taxco, pertenecientes al Estado de México; el distrito de Tlapa correspondía a Puebla y el distrito de Coyuca a Michoacán. El primer gobernador fue el General Don Juan N. Álvarez y la primera capital provisional se estableció en Iguala.
Sabores de Guerrero
Junto con la constitución del estado, quedaron almacenadas en él las recetas y tradiciones culinarias que ya conformaban los territorios cedidos, mismos que comenzaron a tomar una nueva identidad, transformándose de esa forma en la cocina guerrerense. Dentro de sus siete regiones (casi 8, después de la aprobación de la región Sierra), albergan recetas únicas que se han transformado a lo que conocemos hoy gracias a los productos que ofrece la tierra, a las técnicas culinarias que fueron heredadas por generaciones y por las influencias culturales de las personas que habitaron cada una de las regiones.
Influencias como la cocina asiática en la Costa Grande, en donde se encuentra el relleno, el guinatán y la tuba; la española y francesa en Tierra Caliente, Norte y Centro del Estado, de donde podemos probar los moles, el fiambre, el pozole, las salsas y el mezcal; la cocina indígena y tradicional en la Montaña de Guerrero de donde abundan los quelites, el frijol, el maíz, los chiles y los insectos; la africana en Costa Chica, de donde destaca el bazo, la iguana, la menudencia y las barbacoas; así como las nuevas técnicas culinarias que han surgido con el paso del tiempo en Acapulco, son algunos de los ejemplos que podemos observar y degustar en cada rincón de nuestro estado.
Cada receta resguarda todo un legado que, a su vez, preserva los sabores de la misma evolución del estado de Guerrero, entregándonos no únicamente un platillo para satisfacer nuestras necesidades biológicas, sino un alimento que lleva consigo la historia y los sentires del territorio en donde aún se cocina.
En sus más de 64 mil km², en cada uno de los poblados que lo conforman y en cada persona que lo habita, Guerrero tiene recetas que se adaptan, modifican y se apropian de acuerdo a las condiciones de cada individuo, de los productos de la tierra en donde se habite y de las ocasiones en las que se cocine. Cada familia tiene su toque especial y cada una de ellas también ha creado sus propias recetas con lo que Guerrero le da. Jamaica, mango, maíz, coco, café, sandía, ajonjolí, arroz, cacahuate, frijol y frutos del mar, son algunas de las bases con las que los habitantes de este hermoso estado han creado su dieta y la base para ingeniar y crear una infinidad de platillos que, hasta este momento llevamos en el alma y en el corazón.
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