Pancho Villa, líder de la Revolución Mexicana, tenía una debilidad por la comida del norte del país, según relatan historiadores gastronómicos. Entre sus platillos preferidos se encontraba la carne asada y seca, acompañada de salsas rojas, tortillas de harina y palanquetas de cacahuate.
Durante la Revolución Mexicana, la comida se convirtió en un elemento esencial para los revolucionarios, y Francisco Villa, conocido como “El Centauro del Norte”, no era la excepción. Se sabe que Villa tenía una predilección por los platillos que surgieron en el norte del país durante aquel periodo histórico.
Uno de los platillos favoritos de Villa era la carne asada y seca, acompañada de salsas rojas, tortillas de harina y palanquetas de cacahuate. Según el diccionario gastronómico Larousse, durante la Revolución se popularizaron los tacos de guisados, la discada -una mezcla de carnes asadas- y los burritos. Además, la machaca, cecina y tasajo se convirtieron en alimentos esenciales para los revolucionarios durante sus traslados y descansos.
En aquellos años, el maíz escaseaba, por lo que las tortillas de harina se convirtieron en una opción común en el norte del país, y Villa las disfrutaba regularmente. A pesar de que muchos podrían pensar que Villa era un amante del alcohol, lo cierto es que era enemigo número uno del licor, y durante su periodo como gobernador de Chihuahua mandó a cerrar 50 establecimientos que lo vendían.
En cuanto a las bebidas, Villa prefería el café de olla bien cargado y las malteadas de fresa. Sorprendentemente, Villa prefería las fuentes de sodas a las cantinas, lo que demuestra que no era un hombre que se dejara llevar por los estereotipos.
La gastronomía de la Revolución Mexicana sigue siendo una parte importante de la cultura culinaria del norte del país. Los platillos que surgieron durante aquel periodo histórico son una muestra de la creatividad y la perseverancia de un pueblo en tiempos de lucha y adversidad. Sin duda, la comida de Pancho Villa es un ejemplo de ello.