Por protocolo conjunto entre los tres niveles de gobierno: Federal, Estatal y Municipal, se ha acordado que la reapertura parcial del puerto al turismo será a partir del 2 de julio, autorizando la operación de restaurantes y hoteles con la condición de que estos se encuentren trabajando bajo las medidas sanitarias y de higiene recomendadas por las autoridades correspondientes.
Previamente se había estimado la reapertura de negocios para el 1 de julio, sin embargo, las autoridades estatales y municipales pospusieron la fecha de reapertura a la actividad turística al 2 de julio con la esperanza de que el semáforo epidemiológico cambio de rojo a naranja para esta fecha. Es importante decir que el cambio de color del semáforo no significa la reapertura total, sino sólo implica la primera fase de una apertura gradual y responsable que implica la colaboración de restaurantes y clientes.
Para el 2 de julio, será obligatorio que los establecimientos operen en el inicio de la “nueva normalidad” con el 30% de su capacidad, esto con el propósito de evitar la probabilidad de contagios a consecuencia de aglomeraciones excesivas de personas en espacios cerrados o pequeños, así como el uso de cubrebocas y guantes por parte de los colaboradores de los restaurantes y prescindir de mobiliario al centro de la mesa y menús físicos o no plastificados.
El acatar estas medidas de sanidad debe ser tomado muy seriamente, debido a que a pesar de que exista la posibilidad de cambiar de rojo a naranja en el semáforo, los casos por COVID-19 en el puerto aún son latentes y se encuentran a la alza; Guerrero hasta la fecha cuenta con 5,406 casos confirmados y 877 defunciones, de los cuales Acapulco cuenta con 3,075 casos confirmados.
No obstante, el tomar acciones para la reapertura gradual es necesario para la reactivación económica de la ciudad, pues de seguir el confinamiento, micro, pequeñas y medianas empresas se verían severamente afectadas al punto de no retorno, obligándolas a cerrar sus cortinas definitivamente, tal y como ha sucedido con algunos restaurantes de todas las zonas turísticas del puerto. Desafortunadamente el cerrar negocios va mucho más allá de simplemente parar la producción del mismo, sino que lleva consigo el echar abajo años de esfuerzo y sacrificio por parte de empresarios y emprendedores, así como el prescindir de una fuente de ingresos con aquellos colaboradores que forman parte de ella y sus familias; toda una cadena que tiene múltiples afectados y tristes consecuencias.
Exhortamos a nuestros amigos restauranteros el llevar a cabo las medidas de sanidad recomendadas y esperamos que pronto salgamos juntos de esta caída.