Un estudio de la Sociedad Max Planck de Colonia (Alemania) ha encontrado la respuesta a la gran incógnita sobre el chocolate. La investigación revela que los alimentos altos en grasas y/o azúcar cambian el cerebro de una manera similar a la adicción a las drogas, lo que hace más difícil resistirse a su consumo.
La comida deliciosa y atractiva estimula la región del cerebro que alberga las sensaciones de recompensa y motivación, activando el sistema que produce dopamina. Este proceso provoca una preferencia irracional por los productos más agradables debido a la sensación de placer y satisfacción que producen. Además, se ha observado que otro cambio de comportamiento que se desarrolla es la reducción del interés por las comidas que provocan niveles bajos de dopamina, lo que a su vez refuerza el deseo por las comidas más estimulantes.
Un experimento llevado a cabo durante ocho semanas con dos grupos de personas ha confirmado esta hipótesis. A unos les dieron cada día un pudding con una combinación alta en calorías y grasas y al otro un pudding similar con niveles más moderados de grasa y azúcar. La medición periódica de sus parámetros reveló que las ganancias de peso o los niveles de azúcar eran similares entre ambos grupos, pero en la actividad cerebral había un cambio que catapultaría la modificación del comportamiento.
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Marc Tittgemeyer, uno de los autores del estudio, explica que “el cerebro se reconecta por sí mismo para el consumo de estos alimentos. De manera subconsciente aprende a preferir la comida con recompensa. Con estos cambios en el cerebro, de manera inconsciente siempre preferiremos comidas que contienen mucha grasa y azúcar”.
Este no es el único obstáculo para seguir una dieta saludable. Los científicos han observado que el consumo diario de aperitivos altos en grasa y/o azúcar altera los circuitos de la recompensa en los seres humanos, disminuyendo la preferencia por los alimentos bajos en grasa y aumentando la respuesta cerebral a las comidas altas en grasas y azúcares.
El peligro de comer alimentos como las papas fritas y el chocolate es el riesgo de no poder parar de desear comer este tipo de productos que perjudican la salud cuando se convierten en la dieta habitual. “Los efectos observados son adaptativos y si, como en una adicción, hay un uso continuo y una exposición creciente, se producirán daños y disfunciones”, alertan los especialistas en metabolismo en su investigación publicada en la revista científca Cell Metabolism.
Los especialistas recomiendan acostumbrarse de manera paulatina a los sabores, texturas y cantidades de comida adecuados para una dieta saludable. Es importante tener en cuenta que la felicidad que produce comer alimentos altos en grasa y/o azúcar está conectada con el cerebro y puede hacer más difícil parar de comerlos. Conocer cómo estos alimentos afectan el cerebro puede ayudar a las personas a ser más conscientes de sus elecciones alimenticias y a tomar decisiones más saludables.