Cuántas veces hemos disfrutado tanto la sobremesa en un restaurante que decidimos pedir otro trago. Es tan agradable el ambiente y el mesero tan puntual que, simplemente nos olvidamos del tiempo y se extiende la conversación por horas. Otras veces, sólo queremos pedir la cuenta y salir corriendo en la primer oportunidad posible.
Ya sea porque no encontramos lo que deseamos en el menú, por el mal servicio o mal gusto del lugar. Todos hemos experimentado situaciones parecidas pero ¿qué es lo que hace la diferencia entre pedir un trago o pedir la cuenta?
Podríamos abrir un debate con muy diversas opiniones, pero definitivamente uno permanece donde la comodidad lo propicia, donde encontramos una cara familiar que sabe nuestro nombre o simplemente nos tratan como en casa.
Mal mesero
Un mesero impuntual o grosero puede ser una causa definitiva para salir corriendo, pero puede que el mesero solo pase por un mal día y solo necesita un recordatorio que no todos debemos pasar ese mal día también.
Solución: Hazte escuchar, siempre con respeto y evitando ante todo ser grosero o prepotente, sí, estás gastando tu dinero en el restaurante, pero tampoco eres de la realeza, hacerlo que respeto evitará que termines como un Lord o Lady Comensal, si el mesero no cambia su actitud, habla con su superior y solicita otro mesero. Si después de todo esto no hay un cambio, huye, después de todo siempre te podrás vengar en la puntuación en Yelp, TripAdvisor o en su Fan Page de Facebook.
Aunque no lo parezca, son muchos los elementos que participan para tomar una decisión que a veces es inconsciente. Desde la música del lugar, los colores del ambiente, la amabilidad, la calidad de comida, la gente que encontramos, etc. Pero definitivamente, esta decisión, por simple que parezca repercute en mayor o menor escala en las ventas cualquier centro de consumo.
Evidentemente, el cliente que permanece tiene que seguir consumiendo para aumentar el potencial de cada mesa, la rotación de clientes también es importante, tener lugares disponibles en las horas picos y personal capacitado para ofrecer el menú de manera que estimule las ventas es vital. Se trata en todo caso, de una combinación de amabilidad, atención, calidad y precios justos para que todas las mesas permanezcan ocupadas.
Cada restaurante debe de aplicar una estrategia y descubrir la fórmula correcta para sacar su máximo potencial y aumentar potencialmente el nivel de facturación si es que quiere lograr el éxito.