Como todos sabemos, diciembre es el mes oficial para dejar a un lado la dieta. Pues con tantas posadas, celebraciones y cenas uno no puede evitar a la tentación de caer ante todos los manjares que se cruzan en nuestro paso.
Y es que tenemos una herencia cultural y de tradiciones muy amplia en el estado de Guerrero, hogar de diferentes etnias que han dejado sus expresiones gastronómicas por las siete regiones del estado y eso le da un lugar muy especial.
Este mes, nos preparamos para las procesiones del 12 de diciembre. Fecha en la que la iglesia Católica celebra a la Virgen de Guadalupe, o “Madre de los mexicanos” o “Virgen Morenita” como muchos le llaman. La Iglesia católica nos habla de las 4 apariciones de la virgen de Guadalupe a Juan Diego en el cerro del Tepeyac, evento en la que según la historia, ella le pide a Juan Diego erigir la iglesia en dónde habría que rendirle culto: la Basílica de Guadalupe, ubicada en el Distrito Federal. La Virgen de Guadalupe fue fundamental para la aceptación de la religión católica por las poblaciones indígenas en México que mezclaron las creencias apostólicas romanas con elementos arraigados a las religiones indígenas precolombinas. De hecho, ésta celebración es uno de los elementos únicos del catolicismo en México que aún se conserva. Todas las tradiciones que nos unen y nos recuerdan de dónde venimos se deben de preservar y conservar por siempre.
El día 11 de diciembre desde las 6 de la tarde, empiezan a sonar las mañanitas a la virgen interpretadas por el “chile frito” mientras llegan todos los peregrinos, señores, madres, muchos niños caracterizados de Juan Diego y las niñas de “Marías” que acompañan a sus padres de la mano, cantando y caminando hasta llegar a la iglesia más cercana. La más visitada la noche del 12 de diciembre es la de Nuestra Señora de la Soledad, ubicada en el zócalo del puerto y que data de 1958. Música de viento, familias y luces en el cielo se disfrutan hasta las 12:00 de la noche, momento en que todos llegan a casa para empezar los rezos y… ¡prepárense porque ya es la hora de cenar!
Muchos platillos tradicionales adornan las mesas de todos los guerrerenses, en Tixtla por ejemplo, se acostumbra a comer pozole, mole vede y rojo con tamales y el mezcal es la bebida típica de esa región. En Mochitlán también preparan sus cazuelas de pozole, el mezcal y la música de banda tampoco pueden faltar en la celebración.
En Chilpancingo las danzas de “los moros”, “los viejitos” y “los tlacololeros” se presentan en las ferias de la capital. Taxco ilumina todos sus rincones con luces de bengala y fuegos pirotécnicos que acompañan a las procesiones por sus románticas calles empedradas hasta llegar a la iglesia de Santa Prisca.
Así, la Fe y el gusto por celebrar que nos caracteriza a todos los guerrerenses nos ayudan a recordar que tenemos muchas cosas que preservar, como son nuestras tradiciones y costumbres. Momentos para recordar, compartir y renovar nuestra FE y nuestros valores.