Casi nunca nos detenemos a pensar en algo tan cotidiano como la alimentación dentro de nuestras comunidades pero en ella se refleja interacción social y cultural con la naturaleza y un reflejo de la influencia de la globalización en nuestros entornos.
La UNICEF señaló en su pasado informe global (2021) que en México, uno de cada dos menores de 2 años no recibe los alimentos o nutrientes necesarios para prosperar y crecer de manera adecuada, situación que está causando daños irreversibles en su desarrollo.
En otros países, las condiciones no son tan distintas a la nuestra. Hoy podemos echar un vistazo a la alimentación infantil de 9 países diferentes gracias a la mirada del reconocido fotógrafo Gregg Segal, quien ha fotografiado a niños de distintos países con la comida que consumen en una semana.
En su proyecto “Daily Bread“, Gregg aborda la mala alimentación, quien es la principal causante de alergias, cánceres y problemas cardiovasculares. Es por eso que es de vital importancia educar en comer sano desde tempranas edades.
“A medida que la globalización altera nuestra relación con la comida, estoy recorriendo el mundo y pidiéndoles a los niños que lleven un diario de todo lo que comen en una semana. Una vez pasada la semana, hago un retrato del niño con la comida dispuesta a su alrededor. Me estoy enfocando en los niños porque los hábitos alimenticios, que se forman cuando somos jóvenes, duran toda la vida y, a menudo, abren el camino a problemas de salud crónicos como diabetes, enfermedades cardíacas y cáncer de colon.” – Gregg Segal
La dieta de Kawakanih es muy simple y consiste principalmente de pescado, tapioca, frutas y nueces; cuando tiene mucha hambre, solo tiene que ir al río con su red.
El padre de Anchal gana menos de 5 euros al día, solo lo suficiente para que su madre prepare okra y coliflor con curry, lentejas y roti; a Anchal le gusta coleccionar envoltorios brillantes.
La familia de Ademilson cultiva arroz, mandioca, batatas, calabacines, frijoles, pepinillos, okra, jiló, naranja, limón, sandía, maíz, café y caña de azúcar; también recolectan frutas nativas: buriti, mangaba, mango, jatobá, pequi, caju y coco indaiá; Ademilson probó un perrito caliente cuando fue a la ciudad y lo odió; nunca había comido pizza antes de venir a Braslila para ser fotografiado.
Su familia cultiva arroz, mandioca, batatas, calabacines, frijoles, pepinillos, okra, jiló, naranja, limón, sandía, maíz, café y caña de azúcar; también recolectan frutas nativas: buriti, mangaba, mango, jatobá, pequi, caju y coco indaiá; Ademilson probó un perrito caliente cuando fue a la ciudad y lo odió; nunca había comido pizza antes de venir a Braslila para ser fotografiado.
Su plato favorito son los espaguetis con salsa carbonara. Beryl cultiva bok choy y espinacas en el mini huerto que tiene en su balcón, no le está permitido beber refrescos y se niega a comer jengibre; le gustaría ser animadora.
Rosalie tiene una vida acomodada y una dieta saludable que incluye gran cantidad de pescado fresco, crepes, ensaladas y lentejas con salchichas, su plato favorito; los únicos alimentos que no come son el pisto, la espinaca y el pepino.
June no tiene ningún modelo a seguir, pretende ser su propio modelo; su comida favorita es el schnitzel y no le gustan el curry o las trufas y, hasta ahora, no le gustaba el brócoli.
El plato favorito de Andrea es la pasta carbonara con abundante tocino y, además, le encanta el aroma de azahar y las cerezas; nunca probaría la coliflor.
Cooper planta todo tipo de frutas y verduras y se considera a sí mismo como un comedor aventurero, dispuesto a probar casi cualquier cosa, aunque la comida tailandesa (el país de origen de su madre) es su favorita; su primer recuerdo de comida es comer Cheerios en su cochecito. Cooper planea ser neurocirujano.
Esta obra fotográfica es un gran trabajo pero al mismo tiempo una autocrítica y mirada reflexiva a nuestros propios hábitos alimenticios.
Puedes ver el trabajo de Gregg Segal en su sitio oficial: https://greggsegal.com/