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Museo del Chocolate de Colonia, la experiencia más dulce de Alemania

Una de las más deliciosas experiencias que puede tener un visitante al llegar a Colonia, Alemania, es el Schokoladenmuseum, que lleva de la mano a todos los que pisan sus salas a través de un viaje que los dejará envueltos en aroma y sabor a chocolate.

En Colonia, Alemania, se encuentra uno de los museos más deliciosos e interactivos que podemos visitar en el mundo: el Imhoff-Schokoladenmuseum (Museo del Chocolate) de la empresa Lindt. Este museo fue abierto al público el 31 de octubre de 1993 por Hans Imhoff, un apasionado fabricante de chocolates, que por mucho tiempo soñó con crear un espacio en donde se conociera con detalle al chocolate, su producción, su fabricación como un producto terminado y el uso del chocolate en la vida moderna.

Su edificación, imponente y mezclando elementos modernos con los de la poca arquitectura antigua que sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial, se levanta sobre la península Rheinau, a orillas del rio Rin, en donde se debe atravesar caminando por un puente que cuenta muchas historias entre su hierro forjado. A la entrada, dos osos gigantes de chocolate reciben a los visitantes de manera muy simpática, recordándonos a las clásicas figuras de chocolate que se han comercializado en todo este tiempo.

Mano sujetando un pase de entrada al Schokoladen-Museum y un chocolate sabor pastel de queso que fue obsequiado a la entrada
Pase de entrada al museo y chocolate obsequiado

Dentro de la recepción se encuentra la taquilla del museo, en la cual se expide un boleto que se entrega al visitante junto con un pequeño chocolate de la compañía Lindt para comenzar la experiencia desde antes de ingresar a sus salas, e incluso desde aquí se comienza a percibir un ligero olor a chocolate que se intensifica conforme se recorren sus pasillos, seduciéndonos a entrar para iniciar a explorar los secretos que esconden en sus paredes; el costo por persona es de 12,95€ y el tiempo aproximado para poder recorrer todas las salas es de 60 a 90 minutos.

Hans Imhoff, fundador del museo

La primera sala, o S1, como lo cataloga la museografía del lugar, está dedicado al fundador del museo, Hans Imhoff, el rey del chocolate alemán y el pionero económico del siglo XX, demostrando su pasión por la fabricación del chocolate y su gran carrera en la empresa Stollwerck, una de las empresas fabricantes de chocolate más importantes de Europa.

El S2 y S3, la segunda y tercer sala, se encarga de realizar énfasis en la parte más importante del chocolate: el árbol del cacao, el mismo que provee, a través de sus sus semillas, la principal materia prima para su elaboración. A su vez, se realiza un pequeño viaje informativo en donde se explica los lugares propicios para el cacao, los cuales se ubican al sur y norte del ecuador, con climas tropicales, húmedos y lluviosos. Lo más bello de esta sala es la exposición de piezas reales de vainas de cacao, para que los visitantes que no se encuentran muy acostumbrados a ver este tipo de frutas (como lo son las personas de Alemania y el resto de Europa), puedan apreciar cómo es este fruto.

Muestras de vainas de cacao junto con un búho de chocolate Lindt

Una vez que se ha pasado por esta sala, se entra a la S4, la cual es aún más bella, pues a pesar de que en el exterior de sus paredes de cristal la temperatura pueda estar a -10ºC, en este pequeño invernadero se proporciona una verdadera experiencia del clima tropical, teniendo una temperatura de 30ºC con un clima subhúmedo, en donde puede sentirse en cada respiración el petricor emanando de la tierra donde crecen plantas que son comunes para nosotros los acapulqueños, como lo son el papayo, platanares, taro, anturios, bromelias, monstreras y, por supuesto, árboles de cacao. Esta sala está acompañada con una fuente simulando un estanque en donde nadan peces koi e iluminación amarilla que da una sensación de calidez envidiable y acogedora, sobre todo si visitas Colonia durante la temporada de otoño e invierno.

Malakoffturm, el invernadero del museo
Barca utilizada para transportar cacao

Para la S5, la quinta de las salas se destina específicamente a dar una explicación detallada sobre el cultivo y la cosecha del cacao, demostrando a los visitantes que el cacao solo se produce en América, África y el sur de Asia; Ecuador es el mayor productor de cacao en América, mientras que el Congo es el mayor productor de cacao en el mundo, con casi la mitad de la producción de cacao mundial. Además de que esta incluye una de las barcas en donde se transporta el cacao por África, así como una exhibición de herramientas para su cosecha, recolección y embalaje para transporte desde las granjas hasta su destino final. A partir de esta sala, el olor dulce, profundo y lácteo del chocolate se hace demasiado evidente, como un simbólico preámbulo para la siguiente área de exposición.

Productos a base de chocolate de todo el mundo

La S6 es una instalación que explica de manera detallada la composición de las barras de chocolate, teniendo una exposición de los ingredientes que se utilizan para los chocolates más representativos de la marca Lindt, como, por ejemplo, para elaborar una barra de chocolate con leche se necesita azúcar, manteca de cacao, leche en polvo, vainilla, lecitina, caramelo y sólidos de cocoa. Aquí podemos presenciar las cantidades de azúcar que contiene cada uno, a manera de concientizar a los consumidores las proporciones que ingieren en cada chocolate; también nos demuestran que un chocolate con leche entera contiene a menudo menos azúcar que un chocolate blanco.

Mesa con ingredientes utilizados para elaborar chocolate
Prensa para pastel de chocolate

En la S7, también llamada la Fábrica Transparente de Chocolate, brinda la oportunidad a los visitantes de conocer el proceso de la producción de las barras de chocolate en tiempo real, siguiendo el viaje del cacao desde la máquina para tostar los granos de cacao hasta terminar como una barra de chocolate empaquetada. En este lugar, el olor a chocolate es envolvente, su dulzor genera una experiencia onírica que es acompañada de la adictiva trayectoria de las pequeñas barritas circulando por las bandas de la cadena de producción. En este proceso se observa el chocolate siendo convertido en un líquido espeso y de color café que es vertido sobre moldes que dan su forma característica, terminando con la parte de envoltura y finalmente empaquetado de las barras terminadas. La experiencia de poder observar cada uno de los pasos por los que atraviesa el chocolate hasta convertirse en un producto terminado es completamente adictivo y fascinante, pues la producción en cadena y su viaje acelerado nos permite hipnotizarnos con las bandas industriales.

Al terminar la producción del chocolate en la fábrica transparente, en la última sección de la primera planta del museo, se encuentra la última parte de la sala, con paredes de cristales que proporcionan una vista panorámica de 180º del cause del río Rin y en donde se erige una fuente de chocolate que simula ser un árbol de frutos de cacao dorados, emanando un líquido espeso, aromático y dulce listo para provocar el éxtasis a quien se atreva a probar de su elixir. En esta fuente, que además se encuentra resguardada por una cinta de terciopelo rojo, una asistente de sala vestida como un trabajadora de la fábrica de chocolate, sumerge galletas gaufrette dentro de la fuente y las entrega a todos los visitantes que se acercan a la fuente; el sabor del chocolate tibio en el que se baña esta galleta es indescriptible, ya que balance entre el chocolate, su dulzor y su textura son tan perfectos que arranca un suspiro unísono a todos los que prueban este manjar; sale por completo de los sabores convencionales de chocolate que conocemos, un sabor al menos no reconocido por mis papilas gustativas que han tenido la oportunidad de probar diferentes chocolates al rededor del mundo. Cabe mencionar que no puedes tomar más de una galleta por visita, aunque la tentación sea grande, pues las intenciones del museo de que que te quedes con ganas de probar su sabor nuevamente se comienzan a tejer e incrementar hasta el final del recorrido.

Fuente de chocolate del museo

Al terminar esta sección, la exposición continúa planta arriba. En esta sección, la S8, la llaman el estudio de las figuras de chocolate. En esta parte, una máquina se encuentra girando continuamente con moldes moldes a sus extremos, todo esto para la creación de figuras de chocolate, mismas que se exponen dentro de toda esta sección del museo. Las hay de todas formas, tamaños y colores: animales, personas, árboles, plantas, símbolos de la ciudad, edificios, los conejitos de Pascua, Santa Claus y hasta un Papa Francisco de chocolate; la versatilidad de este material al entrar a bajas temperaturas genera la posibilidad de crear cualquier figura bidimensional o tridimensional que se nos pueda ocurrir.

Sala S7 con vista al río Rin

Entre la S8 y la S9 se encuentra una mesa con unas tarjetas que cuentan con ingredientes, tipos de chocolate y tópicos, de manera que puedas marcar 4 ingredientes que más te gusten, a manera que diseñes tu propia barra de chocolate. Entre los ingredientes destacan elementos como: cáscaras de naranja o limón, pimienta de Cayena, flor de sal, pistachos, nueces, bombones o chispas de colores. El costo de cada barra es de 4,90€ y el tiempo aproximado de fabricación es de 30 a 45 minutos, dependiendo del número de órdenes que tengan y el tipo de chocolate que se utilice para su elaboración, que puede ser chocolate con leche, chocolate amargo y chocolate blanco. En esta sección los visitantes pueden observar a detalle cómo se va elaborando la propia barra de chocolate diseñada por ellos mismos, dándoles la oportunidad de convertirse en maestros chocolateros. Aquí también se encuentra una pequeña tienda que tiene a la disposición de los visitantes esculturas de chocolate tridimensionales como Santa Claus, el conejo de Pascua o la réplica a escala de la catedral de Colonia; además de tablillas con el el sello de la ciudad o la fachada de la catedral.

Tarjeta para personalizar barras de chocolate
Vasijas mayas

Continuando el recorrido por este nivel, se encuentran las salas de la S10 a la S13 que se enfocan en realizar una contextualización histórica sobre el chocolate, desde sus inicios en las sociedades mesoamericanas como un objeto sagrado reservado a la nobleza y como moneda de cambio, además de exponer piezas prehispánicas de culturas como la olmeca, maya y azteca, como metates, vasijas y figuras antropomorfas y de dioses. Durante esta sala, se explica que las bebidas de chocolate tienen una antigüedad aproximada de 5,000 años y que tenían poco que ver con las bebidas de cacao actuales, pues las culturas mesoamericanas estaban desconectadas de lo que ahora es la leche y el cacao; los aztecas llamaban a la mezcla “cacahuatl” y los mayas “kakaw”.

Juego de utensilios usados en el siglo XVIII para beber chocolate

Durante esta sala se continúa con la historia de la conquista de América y el como el chocolate logró su inserción en las sociedades europeas con el intercambio cultural y mercantil que ocurrieron en las colonias españolas sobre América, su auge como producto de consumo y su consagración y propagación en las clases altas europeas. Aquí nos podemos adentrar a la cultura del chocolate en Europa y la forma de consumirlo dentro de la sociedad del siglo XVI al XX, desde las bebidas con leche y azúcar, hasta barras y bolitas que se vendían en máquinas expendedoras que tenían formas curiosas, artísticas y caprichosas de la marca de chocolates Stollwerck, misma que se encontraba siempre disponible en las estaciones del ferrocarril de Alemania. Además, podemos apreciar bellas vajillas de porcelana, cerámica y plata que se fabricaban especialmente para el consumo de chocholate, teniendo una importancia tan relevante como el mismo café hoy en día, pues la forma de ingerirlo comenzó primeramente como bebidas que podían ser servidas calientes con leche, azúcar y especias, para más adelante convertirse en un producto moldeable con determinados aditivos y temperaturas bajas que logró crear una nueva forma de consumo para la población.

Máquinas expendedoras de chocolate del siglo XX

Terminando estas salas, se encuentra el tercer y último piso, que incluye a las S14 y S15, que concluyen el recorrido con una explicación sobre la transformación del chocolate como un objeto de culto en la sociedad actual, no solo la europea, sino la de todo el mundo, haciendo referencia a algunos chocolates que han trascendido hasta posicionarse en referentes actuales del chocolate en la cultura pop: Chocolate Milo, Kinder, Kit Kat, Hershey’s y otras marcas de chocolate que ocupan un espacio importante dentro de la industria de la alimentación, la moda, el arte, entre otras. En esta parte del museo, cuentan con un Instagram Trap en el que puedes tomarte una foto en un sillón custodiado por dos de los representativos ositos de chocolate de tamaño gigantes de la marca Lindt.

A la mitad de esta exposición, nos muestra con detalle el compromiso que tiene Lindt con los productores de cacao en África para la elaboración de productos derivados del chocolate, como lo son las barras, las figuras, chocolate bebible, entre otros. La responsabilidad de la empresa Lindt radica en establecer cooperativas en las comunidades y modelos sustentables de producción en la cual el uso de recursos económicos, financieros y ambientales sean utilizados e invertidos de manera consciente y responsable. De igual manera, el desarrollo de las comunidades, como infraestructura, educación y alimentación son importantes para ello. El recorrido finaliza con la S15, una la simulación de una tienda, un almacén general del siglo XIX, en donde se comercializaban alimentos y bebidas traídas de otras partes del mundo, sobre todo de ultramar, especialmente artículos como especias que sirven para mezclar con el chocolate, como es la vainilla, el clavo, el cardamomo y la canela.

Especias utilizadas para el chocolate, vendidas en boticas alemanas

La última sala de exposición lleva hasta unas escaleras en espiral que conducen al visitante hasta la recepción del museo. Antes de salir definitivamente de las salas de exposición, a través de las puertas eléctricas que se activan automáticamete, una asistente del museo entrega a todos los visitantes que van de salida, un pequeño paquete de chocolates, mismos que fueron producidos en la fábrica transparente de la sala de exposición S6, obsequiándote un delicioso recuerdo que te evoca directamente al sabor de las galletas sumergidas en la fuente de chocolate.

Chocolates entregados al final del museo

Antes de salir del museo, se encuentra una tienda que cuenta con una gran variedad de chocolates, de diferentes sabores, tamaños y precios, que oscilan entre los 0,89€ hasta los 150€, teniendo la posibilidad de escoger entre cajas, barras o confeccionar tus propias bolsas con chocolates a granel. También existe la posibilidad visitar la cafetería del museo que cuenta con una panorámica del río Rin para degustar un chocolate caliente, un Käsekuchen (pastel de queso alemán), Selva Negra, entre otros postres y sándwiches salados.

Si deseas vivir la experiencia de los chocolates Lindt y uno de los sabores más característicos que tienen, puedes adquirir sus barras en tiendas como Sanborns, Liverpool, Walmart, Chedraui Selecto y Superama a un precio accesible. Te recomendamos el chocolate con leche, el cual tiene sabores muy similares al que se esconde en la fuente de chocolate; también te recomendamos el Lindt Chocolate amargo.

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